Acabo de empezar el blog y ya estoy pidiendo paréntesis, tiene tela el asunto…
El pasado 3 de marzo mi marido falleció en un fatal accidente de moto.
Me quedo con todo lo bueno que tenía de él, que lo era todo, era grande: de tamaño y de espíritu.
El vasco, el cuñao, pepelimón, Flores, mi compañero de risas y llantos, enfados y reconciliaciones.
Que seguiré el blog no tengo ni la menor duda.
Empecé éste proyecto apoyada por él en todo momento, aunque el pobre estaba un poco harto de tener que esperar siempre a hincar el diente en la comida sin que yo hubiera hecho cientos de fotos del plato.
Que voy a salir hacia adelante no me cabe duda, me dejas el legado de dos preciosas niñas, las princesas mandarinas que te adoran.
Seguiremos siendo la familia cítrica, pepe limón, las 2Mandarinas y la naranja oronda porque seguirás estando presente día a día, minuto a minuto en nuestras vidas, aunque ahora me falta hacerme a la idea de que no te tendremos físicamente, pero sólo eso, físicamente.
Ayer fuí por la mañana a trabajar porque necesitaba ocupar mi mente y como todas mis mañanas de trabajo levanté el teléfono y marqué el número de tu oficina y de tu extensión pero tú no estabas al otro lado y me dió un vuelco el corazón al escuchar la voz de otra persona, ains.
Me encantaba hacerte tortillas ypintarles una cara con una gran sonrisa con ketchup y hacerte magdalenas y servírtelas en un plato con un «te quiero mucho» escrito con un lápiz pastelero. Siempre me decías que era una payasa pero en el fondo sé que te gustaba.
Me quedo con la tranquilidad de saber que te he querido hasta el último momento, que cuando falleciste no hacía ni media hora que te había dado el último beso y que te diste la vuelta cuando saliste de casa para decirme «hasta luego, princesa, nos vemos para comer»
Ahora serás tú el que tenga que esperarme para comer, pero espérame sentado y con paciencia porque espero tardar mucho tiempo en reencontrarme contigo en otro plano diferente al de la vida del ser humano y confío que sea después de que nuestras princesas mandarinas sepan volar sólas.
Te recordaremos a diario, de eso que no te quede la menor duda.
TE QUIERO.

 

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